La actual jornada laboral de 8 horas fue impulsada durante la segunda presidencia (1911-1915) del colorado José Batlle y Ordóñez, y finalmente fijada en noviembre de 1915 durante el gobierno de su sucesor en el puesto, el también colorado Feliciano Viera.

Según Mujica, la reducción de la carga horaria "va a venir", y lo hará "por lo más lúcido de los propios sectores patronales", ya que "se necesita repartir porque los robots no van al supermercado a comprar".

No obstante, el exjefe de Estado teme que con "la presión de la sociedad del consumo tan grande", cuando rijan las 6 horas de trabajo, la gente opte por llenar las horas libres con un empleo adicional, y así "terminaría trabajando más que antes".

Sobre esta situación indicó que, generalmente, "nosotros mismos nos pisamos el cable", por lo que los trabajadores deben luchar "por una jornada de seis horas, pero un laburo", donde una única fuente de trabajo alcance para el sustento, indicó el exmandatario en el acto organizado por el PIT-CNT con motivo del Día Internacional de los Trabajadores.

En su discurso por el Día Internacional de los Trabajadores, el presidente del PIT-CNT, Marcelo Abdala, había expresado que "la necesidad de la reducción de la jornada de trabajo sin reducción del salario es la bandera del movimiento obrero".

Abdala argumentó que su reclamo se basa en que "la ley de ocho horas en nuestro país es de 1912" y vino con lo que en su momento fue un "influjo renovador del batllismo", pero "ya está vieja, ya estamos en el siglo XXI", y "estamos quedando atrasados no solamente en el concierto europeo, sino de nuestros países vecinos de América Latina".