Complicado por el escándalo de Astesiano, Lacalle Pou pidió al Partido Nacional no hacer convocatoria el 2 de marzo
Se avecina una fecha importante en el calendario del Gobierno, que por estos días -en donde el debate político está enfocado en las acusaciones cruzadas por el caso Astesiano- viene tomando relevancia en filas del oficialismo por la oportunidad simbólica que tendrá Luis Lacalle Pou en dar un golpe de efecto en la agenda pública.
Lo que se viene es el anual discurso de evaluación de gestión que el presidente acostumbra hacer los 2 de marzo ante la Asamblea General. Ya ha adelantado que el de esta oportunidad, además de destacar los objetivos cumplidos en 2022, estará caracterizado por anuncios que impactarán en gran parte de la ciudadanía, como por ejemplo la anunciada rebaja impositiva a través de las disminuciones de la carga del IRPF y el IASS -aunque habrá más novedades que el gobierno buscará dar a conocer ese mismo día.
Y para los blancos es también una oportunidad para expresar una sólida defensa al gobierno, en tiempos en los que -entienden varios nacionalistas, incluidos el propio mandatario- el Frente Amplio tiene más facilidad para instalar en el debate político los temas en los que la coalición opositora se siente más cómoda.
Por eso desde el oficialismo han surgido mensajes e iniciativas que buscan preparar el terreno para ese día. Un ejemplo claro fue la “invitación para todos” que hizo el 28 de enero -en el tradicional encuentro del sector blanco Todos Hacia Adelante, en La Paloma- el líder del Espacio 40, Javier García. “El 2 de marzo es un día muy importante... Creo que tenemos la obligación de estar con el presidente. Qué bueno sería -propuso el ministro de Defensa- que nos convoquemos todos a la explanada del Palacio Legislativo a acompañar a nuestro presidente”.
Es una idea que desde entonces empezó a circular entre los blancos, pero en la sesión del directorio de los nacionalistas del 6 de febrero pasado se resolvió hacer lugar a un pedido expreso de Lacalle Pou: evitar convocar a una movilización formal en respaldo a su gobierno.
Fuentes partidarias indicaron que de esa forma se descartó invitar a una concentración, aunque se dejó vía libre a toda “organización espontánea” de los militantes que se quieran acercar y expresar libremente su apoyo en las barras, las calles y las redes.
“Se entendió que una convocatoria masiva no aportaba nada”, señaló un dirigente nacionalista.
Los spots
Con este escenario, algunas agrupaciones ya empezaron una campaña de comunicación, mientras que otras están en la etapa de planificación de contenidos y medición de los tiempos.
En el primero grupo sobresale el trabajo que viene haciendo el Espacio 40, con la divulgación de breves spots que procuran resumir algunos resultados de gestión. “Más empleo y recuperación del salario”, “40.000 nuevos puestos más” de trabajo y “la baja del desempleo” del 10,5 por ciento que había en 2019 al 7,9% registrado en 2022 son algunos de los conceptos resumidos en uno de los videos del grupo encabezado por García, que concluye además con un mensaje muy similar al que transmitió el ministro de Defensa en el acto de La Paloma: “El 2 de marzo acompañamos al presidente”.
No es algo nuevo en esta agrupación. “Nosotros estamos desde hace tiempo en la línea de defender al gobierno, sin complejos”, afirmó el senador Sebastián Da Silva, que es uno de los que promueve “ir a llenar las barras” del Parlamento para respaldar in situ la evaluación del presidente ante los legisladores de todos los partidos.
“La 40 -siguió Da Silva- es la principal espada de defensa del gobierno, pese a que nuestros carteles no decían que éramos la lista de Luis. Porque está confirmado que en los hechos somos la agrupación del presidente”.
En ese sentido -y en línea con opiniones que el senador ya ha expresado otras veces, al exigir sobre todo mayor contundencia a la hora de responder a los dirigentes del Frente Amplio- entiende que esa actitud de defensa no la tienen “otros” sectores del Partido Nacional: “Es algo que lo venimos pidiendo hace seis meses”.
De manera que, a diferente ritmo y con estrategias distintas, los nacionalistas se preparan para dar un mensaje de respaldo en momentos complejos en un doble sentido: porque a la hostilidad de la agenda se suma la realidad política de que en la misma coalición de gobierno hay socios con reclamos que esperan ver reflejadas en el discurso del primer mandatario (ver aparte), cuando el oficialismo se apronta a ingresar en los últimos dos años de este período, etapa en la que se da por descontado la aparición de tensiones electorales naturales.